Nadan en grupos muy numerosos y siempre juntas y de una manera
totalmente sincronizada, de forma que querer capturarlas cuando están
buceando no representa un gran esfuerzo para el piquero patiazul. El
problema real es que cada vez encuentran menos alimento en el mar.
Durante los últimos 15 años, la cantidad de sardinas se han reducido
dramáticamente y al no incluirlas en su dieta, los piqueros patas azules
(llamado científicamente como Sula nebouxii excisa) podrían extinguirse
muy pronto. Esto descarta que efectos antropogénicos como la
introducción de especies al territorio estén relacionados a que de los
20.000 ejemplares estimados en 1960, hoy en día se hable de 6.400.
La baja cantidad del alimento favorito del piquero, el ave
emblemática de este conjunto de islas Patrimonio Natural de la
Humanidad, ha hecho que esta opte por no reproducirse y que, entre
agosto del año 2011 y junio del año 2013, solo se hayan contado 134
polluelos.
Una situación que contrasta con la que esta especie de la fauna de
Galápagos vivió hasta 1997, el último año en el que científicos
divisaron a miles de estos individuos en sus colonias de nidos y a
cientos de polluelos rompiendo su cascarón.
Lo detalla el análisis titulado Falta crónica de reproducción del
piquero patas azules de Galápagos y disminución de población asociada,
publicado recientemente en la revista especializada Avian Conservation
and Ecology y cuyos autores principales fueron el biólogo guayaquileño
David Anchundia y el estadounidense Dave Anderson, de la Universidad
Wake Forest, de EE.UU.
Esta nueva investigación, que Anchundia cuenta fue su tesis de
maestría en la universidad antes mencionada, abarcó la dieta,
reproducción y el tamaño de población (mayoritariamente adulta, ya que
solo se contaron 77 piqueros jóvenes), parámetros que fueron medidos en
varias visitas a las colonias de anidación de esta ave marina.
Se inspeccionó la mayoría de islas, aunque en Isabela está el mayor
número (2.317 piqueros), a excepción de Genovesa, Marchena, Pinta, Wolf y
Darwin, raramente visitadas por el ícono de la biodiversidad y del
ecoturismo de Galápagos.
Lo que no se pudo medir fue la supervivencia de los ejemplares
adultos; sin embargo, los datos obtenidos gracias al financiamiento de
las organizaciones Galapagos Conservancy, Swiss Friends of Galapagos y
Galapagos Conservation Trust y al apoyo logístico de la Dirección del
Parque Nacional Galápagos (DPNG) y la Fundación Charles Darwin,
constituyen, para Víctor Carrión, director de Ecosistemas del Parque
Nacional Galápagos, una base para tomar medidas de manejo que incluyan
nuevos conteos de la población de piqueros patas azules, usando la misma
metodología con mayor cobertura, e impulsar el desarrollo de “estudios
complementarios que permitan inferir de forma más documentada sobre las
razones de la aparente disminución de la reproducción (de la especie)”.
Un proceso biológico que para los piqueros adultos depende de
factores como la alimentación que encuentren disponible, mucho mejor si
se trata de sardinas, cuyo consumo los motiva a cortejar a sus parejas.
Apareamiento
El macho toma la iniciativa. Levanta una de sus patas y se la muestra
a la hembra. Hace lo mismo con la otra, quiere impresionarla. Luego,
busca piedras pequeñas o ramitas en la tierra y las coloca alrededor del
nido. Silba, extiende sus alas hacia atrás, apunta con su pico al cielo
y eleva su cola.
Ese ritual de apareamiento es posible, entonces, por esos pequeños
peces ricos en grasas e ideales para el desarrollo rápido de una cría,
según señala Anchundia, quien lleva trabajando en diversos proyectos en
Galápagos desde el 2008.
“El alimento es notable para que una especie se reproduzca. En
trabajos previos se observó que peces como sardinas son importantes en
la dieta de estas aves y ayudaban a una reproducción exitosa, pero estos
peces en su mayoría estuvieron ausentes en la dieta durante este
análisis, excepto en pocas colonias, donde ocurrieron la mayoría de los
intentos reproductivos. Si las aves no han asistido a las colonias, la
falta de motivación como el alimento al parecer es la causa”, indica.
Agrega que, pese a que no se cuenta con información de la biología
poblacional (análisis de la población de un organismo) y distribución de
las sardinas en Galápagos –lo que tanto él como Anderson consideran
debería ser objeto de otro estudio–, estos peces que miden de 12 a 15 cm
de largo presentan “un ciclo entre alta y baja abundancia con un
periodo de 25-30 años, que al parecer es un fenómeno natural que está
vinculado a la ‘Oscilación decenal del Pacífico’ (patrón de la
temperatura entre fría y cálida)”.
Anderson, quien desde 1981 ha estado vinculado a investigaciones en
este conjunto de islas del océano Pacífico ubicado a 972 km de la costa
ecuatoriana, añade que “si los cambios en las sardinas son un fenómeno
natural, entonces posiblemente poco se pueda hacer para sustituir la
situación de la dieta”.
De ahí que este doctor en comportamiento de aves marinas manifieste
que en el análisis concluyeron que la alimentación baja en sardinas de
los piqueros “es suficiente como para que un ejemplar adulto sobreviva,
pero no para que viva y se reproduzca exitosamente”.
Fuente original: http://www.noticiasbolivianas.com
http://www.ecoticiasbolivia.com/noticia/el-piquero-patiazul-en-grave-peligro-de-extincion_2178