martes, 30 de diciembre de 2014

Si vas de vacaciones respetá las velocidades máximas permitidas en rutas y caminos.

Al transitar por caminos que atraviesen áreas protegidas es muy importante respetar las velocidades máximas permitidas. De esta forma no ponemos en riesgo nuestra vida ni la de los animales que viven allí.
Podemos así evitar la muerte de miles de animales que fallecen atropellados en las rutas de nuestro país.
Además, poniendo un cartel como estos en tu auto o diseñando el tuyo propio ayudás a la difusión y concientización sobre esta problemática. Nos sumamos a esta iniciativa de socios de Aves Argentinas que la utilizaron en un viaje por la selva misionera.
¡Sumate! ¡Sé parte del cambio!
https://www.facebook.com/avesargentinasAOP/photos/pcb.10152768979522284/10152768934702284/?type=1&theater

Estas fiestas, sé uno de los que dicen: "Yo no uso pirotecnia"


El uso de pirotecnia, incluyendo fuegos artificiales, bombas de estruendo, cañitas voladoras y petardos, trae efectos muy negativos para muchas especies de animales silvestres y también para las mascotas y a nosotros mismos. Es una época activa para las aves, que se encuentran en período de crianza. Con las explosiones, se aterrorizan y se desorientan; al otro día es común encontrar muchos pájaros muertos.

Además de caro, el uso de pirotecnia es cruel, irresponsable y peligroso. Te proponemos compartir este evento y que sólo la luna ilumine el cielo para que estas fiestas sean felices para todos.

Nos sumamos así a esta importante iniciativa del COA Carancho de Palermo. Te invitamos a sumarte a vos e invitar a tus amigos https://www.facebook.com/events/439706422845098/


https://www.facebook.com/avesargentinasAOP/photos/np.131116220.1498225519/10152765949922284/?type=1&notif_t=notify_me

martes, 16 de diciembre de 2014

El jardín que encanta a los colibríes a 47 kilómetros de Bogotá

Leonor Pardo construyó, sin tener intención, un exótico patio en el pueblo San Francisco de Sales.

Cada día se reúnen unos 500 colibríes de 27 especies distintas en este jardín.
Cientos de colibríes baten las alas al tiempo, sin que se escuche el golpeteo constante del plumaje contra el cuerpo. La única algarabía es la de su canto, que en solitario es difícil de detectar, pero en grupo se asemeja a un corral de polluelos piando, pero más suave, más discreto.
Aunque no tienen sentido del olfato, estas aves, las más pequeñas del mundo, detectan el jardín de Leonor Pardo, en San Francisco de Sales, a 47 kilómetros de Bogotá, para alimentarse de los bebederos rebosantes de néctar preparados por la dueña de tan extraña atracción.
Hace 26 años Leonor dejó su empleo en Bogotá, para buscar una vida más tranquila, en este municipio. “Y la encontré; quería paz y naturaleza, y aquí está”. Empezó con un bebedero en el jardín de apenas 17 metros cuadrados, en una casa a la que bautizó La Tortuguita.
Poco a poco llegaron los colibríes –27 especies de las 180 que hay en Colombia– y al primer bebedero lo siguió otro, y otro, y otro, hasta llegar a los 40. Sin querer, su casa se convirtió en punto turístico famoso entre ornitólogos y observadores de aves.
“Supe que no podía quedarme con esto solo para mí cuando una vez vino un ornitólogo a visitarme y me dijo: ‘Señora, usted no sabe lo que tiene’. Y era verdad, no me lo imaginaba”, cuenta Leonor. Así que abrió las puertas de su casa hace 8 años para compartir el espectáculo.
Rutina y consagración
A las 4 a .m. empieza la faena. Con un bulto de azúcar orgánico y agua, Leonor prepara el nutritivo y energético néctar del que beben los colibríes y otras 40 especies de aves que la visitan a diario. Después baja los bebederos, uno por uno, para desinfectarlos. Este trabajo diario le cuesta 3 millones de pesos mensuales.
Con cámaras en mano, turistas e investigadores llegan a San Francisco, un pueblo pequeño que cautiva por las montañas voluptuosas y la naturaleza que lo rodean.
Doce mil pesos vale pasar dos horas contemplando a estos animalitos que beben el néctar, se posan en las ramas de los árboles y se pelean por un buen lugar en el bebedero. De vez en cuando se ven aves de rapiña merodeando en el jardín.
“He aprendido mucho de los ornitólogos –cuenta Leonor–. Yo a veces les puedo enseñar algo sobre la conducta en los bebederos, pero de ellos aprendí sobre las especies y el género. Me han enseñado a amarlos más”.
Describe a los colibríes como seres mágicos, territoriales y agresivos entre sí. De hecho, el de peor carácter es el colibrí más pequeño de todos los que la visitan: el Chaetocercus heliodor. Aunque no mide más de 7 centímetros, sin temor se aproxima a otros más grandes y los embiste con el pecho hinchado, para apropiarse del néctar. Solo aves de otras especies se le imponen.
Ella sabe todo esto de tanto observarlos, junto a su madre. Disfrutan el exótico patio, al que bautizaron Jardín Encantado desde que abrieron sus puertas. No hay fines de semana, ni festivos, ni Semana Santa. Juntas aceptan el trabajo, no con estoicismo, sino entendiendo el privilegio que les ha dado la visita de estas aves que, de otra manera, serían difíciles de fotografiar o encontrar en estado silvestre.
http://www.eltiempo.com/bogota/el-jardin-que-encanta-a-los-colibries-a-47-kilometros-de-bogota/13840765

lunes, 15 de diciembre de 2014

Los cóndores volvieron al Cerro Colorado

CÓNDORES. Fueron fotografiados en el Cerro Colorado, donde fueron pintados por los pueblos originarios.
Estas aves tuvieron una presencia muy importante en la zona, pero luego la especie se circunscribió a las Sierras Grandes. 
"La población de la especie disminuyó, sufrió una retracción, pero desde hace unos 25 años ha ido recuperando territorio, como por ejemplo, el Cerro Uritorco", indicó Conrado Rosacher, titular de Recursos Naturales del Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos. 
"Este avistamiento es una buena noticia, porque indica que el Cóndor Andino está volviendo a familiarizarse con la zona", añadió. 
Los cóndores fotografiados son dos adultos y tres pequeños. 
La figura del cóndor fue pintada por los pueblos nativos en el Cerro Colorado. Se trata de una figura emblemática de las culturas originarias del Sur andino y un elemento sustancial dentro de la cosmovisión del mundo prehispánico, según indicó el arqueólogo Rodolfo Herrero, especialista de la Agencia Córdoba Cultura. 
"Es importante que la población de la región acompañe el retorno de estas aves a las sierras chicas con un comportamiento compatible, sin provocar contaminación auditiva ni visual que los espante", sugirió Fernando Blanco, encargado de Patrimonio Cultural de la Provincia.
http://www.lavoz.com.ar/regionales/los-condores-volvieron-al-cerro-colorado