miércoles, 5 de agosto de 2015

Una nueva guía de aves de Argentina

Aves del Nea
Recientemente ha llegado a mis manos la nueva Guía de aves de Argentina, la misma es una importante herramienta de divulgación que se presenta en dos tomos con ilustraciones para cada especie en particular, láminas en colores de los huevos, mapas de distribución actualizados, y una abundante descripción rica en detalles como ser: nombres vulgares, comportamiento, hábitat, información e ilustraciones de nidos, y características de identificación en el campo.
Su autor, Martín Rodolfo de la Peña es un importante ornitólogo de campo de Argentina, cuenta con mas de 40 años de experiencia en la observación, Fotografía, investigación, y filmación de nuestras aves. Junto a otros colegas ha dedicado desinteresadamente gran parte de su vida a la conservación de nuestro patrimonio natural.
Esta obra constituye un complemento muy importante a la tradicional Guía de aves de Argentina y Uruguay / Narosky-Yzurieta; bien sabido es que dos tomos constituyen un importante peso extra para nuestra mochila en el campo, pero para quien esté dispuesto a aprender un poco mas de nuestros amigos emplumados, leer las páginas de esta guía sentados cómodamente en nuestras casas luego de observar aves, la vuelve una material muy valioso y completo para enriquecer nuestro conocimiento.
Para aquellos que estén interesados en adquirir este nuevo material pueden ponerse en contacto con Martín. 
Este es su correo electrónico: Martin@fca.unl.edu.ar
http://avesdelnea.blogspot.com.ar/2015/08/una-nueva-guia-de-aves-de-argentina.html

lunes, 3 de agosto de 2015

Jungla urbana: en la ciudad hay más aves rapaces y menos gorriones

Por la urbanización y los cambios ambientales, las especies rotan; se observan cada vez más gavilanes, caranchos y chimangos; también aumentó la población de loros; adiós a los jilgueros y los chingolos.
En  la ciudad hay cada vez más aves rapaces, loros y palomas, y menos gorriones y jilgueros. Si bien no existen censos que cuantifiquen las poblaciones con exactitud, los cambios son advertidos por registros de los observadores de aves. Y los vecinos también notan, a simple vista, el frecuente paso de caranchos y gavilanes por los cielos porteños. O la menor aparición de los antes clásicos gorriones.
La urbanización, la presencia de especies vegetales y animales de las que se alimentan o que son sus depredadores, así como otros cambios en el hábitat figuran entre las causas que promueven la declinación o el crecimiento de las especies.
Desde Aves Argentinas, asociación que desde 1916 promueve la conservación de las aves y sus ambientes, confirmaron a LA NACION que son avistadas cada vez más palomas, sobre todo de las especies torcaza común y paloma picazuro.
"La antropización tiene riesgos asociados para la supervivencia de las aves, las tasas de mortalidad para muchas especies son altas. Pero hay algunas, generalistas, que logran adaptarse, como las palomas. Tienen disposición de comida en el ambiente e, incluso, el hombre tiende a alimentarlas, lo que favorece su radicación y permanencia", explicó el doctor en biología e investigador del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente del Conicet, Sergio Lambertucci.
La proliferación de palomas trajo aparejada la abundancia de rapaces, que son sus "controladores biológicos". Hace algunos años, cuando el gobierno porteño analizaba la liberación de halcones para combatir los problemas generados por las palomas, corrió la inquietud entre los vecinos por la posible presencia de esas poco conocidas pero temidas aves. Y la iniciativa fue archivada.
De todos modos, por causas naturales, más caranchos, gavilanes mixtos, chimangos y halcones colorados llegaron a la Capital para quedarse, en la medida en que su hábitat y sus sitios de nidificación no son amenazados por la actividad del hombre.
No resulta extraño verlos sobrevolando con sus alas extendidas sobre grupos de palomas o entre edificios y, por supuesto, en grandes espacios verdes de la ciudad, como los bosques de Palermo o el parque Sarmiento en Saavedra. En las redes sociales, muchos comparten, extrañados, fotos de ejemplares detenidos momentáneamente en antenas y árboles.
En la Capital, a lo largo de un año, se encuentran más de 250 especies de aves, según Aves Argentinas.
El pequeño caburé, una rapaz nocturna, también es habitual en parques y plazas porteñas.
Variedades de loros, originarios del nordeste y noroeste del país, también aumentaron su presencia en Buenos Aires. Por ejemplo, el ñanday, la catita chirirí y el loro hablador. Cualquier vecino puede verlos convivir con las palomas en espacios verdes arbolados.
Alexis Cerezo, biólogo y director científico de Aves Argentinas, recordó que tanto el calentamiento producto del cambio climático como el proceso de arborización de la llanura pampeana promueven que la ciudad sea colonizada por loros y cotorras típicos de ambientes más cálidos y boscosos. Muchos de ellos, escapados del mascotismo y hoy asilvestrados.
"Son granívoros que tienen disponibles en las ciudades las especies vegetales que necesitan", coincidió Lambertucci.
El estornino pinto -una especie exótica invasora, que compite por el alimento y los sitios de nidificación- también es más visible en Buenos Aires. En otros países, se convirtió en un flagelo, destructor de cultivos y expulsor de aves autóctonas.
Entre las especies que cada vez se observan menos en la Capital, se cuentan los simpáticos gorriones, jilgueros, chingolos y cardenales. Los primeros son un grupo exótico, introducido desde Europa, mientras que los tres restantes son nativos.
Se presume que el gorrión desplazó en su momento a los jilgueros y chingolos. Ahora, no logra explicarse aún su declinación, que también se registró en el Viejo Continente.
"Las causas todavía son desconocidas y pueden estar vinculadas a cambios en el grado y tipo de urbanización, así como al aumento de depredadores naturales. Estos factores también podrían estar afectando a las poblaciones de gorriones locales: la ciudad registró cambios de urbanización y de vegetación. Hay opiniones encontradas al respecto", sostuvo Cerezo.
En el mismo sentido, Lambertucci recordó que la infraestructura de las grandes ciudades es enemiga de las aves. "No sólo pierden su hábitat natural. Los edificios, los cableados, los vehículos son amenazas constantes y causa de mortalidad. También la expansión de los carnívoros, gatos y perros domésticos, atenta contra las aves. Ningún ecosistema podría sostenerse con la densidad de carnívoros que tienen las ciudades", concluyó.
http://www.lanacion.com.ar/1815510-jungla-urbana-en-la-ciudad-hay-mas-aves-rapaces-y-menos-gorriones