domingo, 20 de abril de 2014

Aves bajo el volcán

Thomas Valqui, autor del libro
¿Cuántas aves se pueden observar en menos de un día en Arequipa? Para responder esto, PromPerú convocó a expertos ornitólogos y jóvenes universitarios, que disputaron una intensa competencia.
Texto y Fotos:  Imagen Perú
Habían visto las cosas más increíbles el día anterior, pero igual todos lo miraron como si fuera un semidios. Habían visto águilas atrapando culebras, flamencos bajo las fumarolas del volcán Ubinas, tarucas y cóndores. Creían haberlo visto todo entre el cielo y la tierra. Hasta que vieron que Mauricio de Romaña, legendario conservacionista, ingresaba a la Municipalidad de Arequipa para la ceremonia de clausura del Big Day.
Este es un evento organizado por PromPerú que intenta incentivar el avistamiento de aves a nivel nacional. Se trata de una competencia para observar la mayor cantidad posible de pájaros en determinada área geográfica del Perú, en menos de 24 horas. En noviembre de 2013 se realizó el primer Big Day en el Parque Nacional del Manu. El segundo fue a inicios de abril, en Arequipa, y se desarrolló en el Santuario Nacional Lagunas de Mejía, y en la Reserva Nacional Salinas Aguada Blanca, áreas protegidas que no existirían sino fuera por la tenacidad de Mauricio de Romaña.
El gran día
Los participantes de este Big Day tuvieron que cubrir entre las 3 de la madrugada y las 10 de la noche más de 600 kilómetros para poder abarcar tanto el Santuario de Mejía, ubicado a nivel del mar, como la Reserva de Salinas Aguada Blanca, a 4,300 metros de altura. Los competidores se dividieron en dos grupos. El primero, denominado Los Peregrinos, fue dirigido por el biólogo Mauricio Ugarte. Y el segundo, llamado Los Huerequeques, fue encabezado por el ingeniero forestal Fernando Angulo.
La base de ambos equipos la constituyeron los ganadores del concurso, vía Facebook, que instituyó PromPerú. En realidad fue un juego que consistía en identificar en el menor tiempo posible a cinco aves, relacionarlas con su nombre científico y su canto (toda la información se brindó en la misma página de Facebook). Seis jóvenes, más cerca de los 20 que de los 30, la mayoría estudiantes de biología o ingeniería ambiental en diversas universidades del país, fueron finalmente premiados con un viaje a Arequipa con todos los gastos pagados.
Camino a Mejía, fuimos acompañados, por ejemplo, de los dos jueces de la competencia. Uno de ellos, Thomas Valqui, tiene nada menos que una maestría en ecología en Princeton y un doctorado en zoología en la universidad de Louisiana, y es autor de libros especializados en ornitología. Valqui considera estratégico incentivar la observación de aves a nivel nacional: “países con menor potencial al nuestro, como Costa Rica o Ecuador, atraen más turistas aficionados a las aves. Esta industria no va a ser importante en el Perú si nosotros mismos no la valoramos”, dice. El otro juez era el científico Evaristo López, amante de las águilas y director del Museo de Historia Natural de la Universidad San Agustín de Arequipa, que alberga, entre otras cosas, a 4 mil especímenes de aves de todo el Perú. 
Del mar a la puna
Los humedales de Mejía acogen a 210 especies de aves y, según Henrry Alayo, jefe del santuario, el área no enfrenta problemas graves, pero algunos hechos no dejan de preocuparle. Como el dramático descenso de las pollas de agua, que antes eran la población más numerosa de las lagunas, y que Alayo atribuye a que ahora en el vecino valle del río Tambo se siembra casi exclusivamente arroz.
Las pollas gustan del grano de arroz y se desplazan hacia los cultivos de este cereal, donde les espera una desagradable sorpresa: los agricultores las matan por considerarlas una plaga y, de paso, se las comen. Empero, lo que es malo para unos es bueno para otros, el pato colorado y el pato gargantilla han aumentado su número, pues ellos sí aprovechan los campos de arroz, pero no consumen el grano sino el sedimento. .
Al final de las tres lagunas, rodeadas de juncos y mataras (similares a las totoras del Titicaca), se encuentra la desembocadura del río Tambo. Y a pesar de que ya han pasado más de dos semanas del terremoto ocurrido al norte de Chile, todavía se aprecian los estragos que causó el tsunami que se produjo a continuación. Aprovechando que –en esta zona del litoral- la superficie es plana y la profundidad del agua es mínima, se formó una gran ola que se introdujo 600 metros dentro del santuario, arrasando con una torre, un letrero, y dejando varados miles de pescados que gallinazos y garzas se encargaron de devorar. Antes de retirarnos de Mejía, tuvimos la suerte de observar al halcón peregrino en acción, el ave más rápida del planeta iniciaba una picada en pos de su presa a una velocidad que puede alcanzar los 180 kilómetros por hora.
Llegar a los dominios de la Reserva Salinas Aguada Blanca fue otra hstoria. Del mar pasamos a la puna. La carretera  trepa por la falda sur del Misti, atraviesa el poblado de Chiguata, pierde su asfalto y se interna en un bosque de queñuales antes de llegar a la primera gran laguna del área: Salinas. De vez en cuando nos cruzábamos con el equipo de los Huerequeques o Peregrinos que, apenas se detenía su respectivo transporte, salían apresurados –“como monos que les abren la jaula”, al decir de Fernando Angulo– a chequear aves.
Dos cosas inesperadas en Salinas, la laguna estaba en un nivel bajísimo (10% de su capacidad), y en lugar de deleitarnos con la vista de 6 mil flamencos como alguna vez lo hizo el biólogo Evaristo López, apenas pudimos ver una docena de ellos. “Esto es producto del cambio climático, casi no ha llovido”, apuntó Moisés Quispe, guardaparque de la reserva. Y la segunda: las inquietantes bocanadas grises del volcán Ubinas que, cuando anochece, toman un dramático color rojizo. 
http://www.larepublica.pe/20-04-2014/aves-bajo-el-volcan

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